martes, 2 de diciembre de 2008

Políticas públicas y disponibilidad de alimentos en México

Para analizar la incidencia de las políticas públicas en la disponibilidad de alimentos, es imprescindible tomar en cuenta la apertura comercial llevada a cabo por México en los últimos 15 años, que ha expandido de manera importante sus exportaciones e importaciones agroalimentarias. Entre 1996 y 2006 las importaciones han crecido un 7.9% y las exportaciones un 9.1% anuales, en dólares nominales. Para el mismo periodo la oferta cubierta por importaciones de oleaginosas subió de 74% a 84%, en los cereales el aumento fue de 22% a 40%, en carne fue de 18% a 27% y en la leche fue de 15% a 24%.

Sin embargo, a partir de los diversos factores que se combinaron en el último año para producir un marcado aumento del precio de los alimentos, sumado a la volatilidad de los precios de hidrocarburos, desde principios de 2006, y sobre todo desde 2007, el aumento de los índices de precios al consumidor de los alimentos se ha acelerado con un ritmo anual cercano al 16% en promedio.

Esta situación ha tenido un claro impacto distributivo regresivo, ya que el aumento de los precios de los alimentos castiga especialmente a quienes destinan una mayor proporción de su ingreso a adquirirlos, es decir, a los más pobres. Ante esta situación, el gobierno mexicano ha adoptado básicamente dos medidas emergentes:
  • comprar masivamente alimentos en el mercado internacional
  • fomentar la producción de alimentos, sobre todo granos, mediante subsidios para adquirir fertilizantes y otros insumos

Aunado a lo anterior la política agropecuaria mexicana mantiene también sus principales instrumentos de impulso al desarrollo rural:

  • esquemas de transferencias directas al ingreso de los productores
  • programas de fomento productivo, orientados a promover el desarrollo de las actividades agropecuarias, pesca y acuicultura
  • esquemas de intervención en el mercado doméstico

No obstante, la eliminación de las últimas barreras comerciales en el marco del TLCAN el primero de enero de 2008, significa para el Estado un enorme desafío para garantizar el abasto de productos sensibles en la dieta nacional, como el maíz, frijol, leche en polvo y piezas de pollo.

Por último, cabe señalar que la iniciativa de utilizar productos agropecuarios para la generación de agro-combustibles, significa una gran amenaza para la disponibilidad de alimentos, en la medida en que la tierra, el agua y los otros recursos productivos dejaran de utilizarse para la producción de alimentos y serán ocupados para la producción de combustibles.


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