lunes, 1 de diciembre de 2008

Desarrollo rural en México ¿un debate en blanco y negro?

En México, existe un consenso nacional en casi todos los sectores de la sociedad (excluyendo a los políticos, desde luego) en torno a la notoria ausencia de una política integral de largo plazo para el desarrollo rural, ya que si bien se cuenta con la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, lo cierto es que el ejercicio público no ha logrado superar los esquemas sectoriales/agropecuarios y las coyunturas político/electorales. Es evidente pues que la política asistencial ocupa el mayor gasto público, además la falta de coherencia y convergencia, así como la opacidad de las acciones de gobierno muestran la carencia de una política de Estado para impulsar el desarrollo rural sustentable.

En este escenario, preocupa la gran problemática que atraviesa el agro en México, cuyo pesimista diagnóstico es aceptado por casi todos los sectores de la sociedad (incluidos, ahora sí, los políticos). Dicha situación tendría que ser más difundida debido a las implicaciones que conlleva para la sociedad en su conjunto, por ello, a continuación se presentan algunas consideraciones que dan una idea de la magnitud del problema:

· En las zonas rurales existe una polarización social y económica extrema, 61% de la población que se encuentra en condiciones de pobreza extrema vive en el medio rural
· Asociada a la pobreza está la marginación de la mayoría de las comunidades rurales, al grado de que 53% de los municipios del país tienen un grado de marginación alto o muy alto
· El producto interno bruto (PIB) por habitante de las áreas rurales es 50% menor al promedio nacional
· Las actividades productivas en las comunidades rurales aportan sólo 2% del PIB nacional
· Las actividades que actualmente apuntala la economía rural son las remesas, transferencias directas, comercio, manufacturas, construcción, turismo y los servicios, hoy en día 50% del ingreso familiar rural proviene de actividades distintas a la agricultura y la ganadería, lo que no necesariamente ha servido para aliviar la pobreza
· El 75% de la remesas internacionales tienen como destino el medio rural, estas transferencias llegan a representar hasta el 11% del ingreso neto de los hogares campesinos
· Dichas remesas familiares tienen un importante efecto en la superación de la pobreza extrema, pero tienen efectos limitados para el desarrollo económico de las zonas marginadas, ya que si bien la migración es una de las salidas que han encontrado los jóvenes de las zonas rurales para mejorar sus condiciones de vida, las condiciones que se viven en las comunidades expulsoras de mano de obra son comparables con las regiones donde han sucedido conflictos bélicos
· La degradación de los recursos naturales, producto de un desordenado crecimiento urbano y de una práctica generalizada de desmonte para la producción agropecuaria resulta alarmante
· La ganadería pastoril ocupa alrededor de 110 millones de hectáreas, o sea 55% de la superficie total de la República Mexicana, pero sólo crece a un ritmo del 2% anual
· El 68% del suelo con potencial productivo presenta algún grado de degradación (química, eólica, hídrica ó física), mientras que los mantos acuíferos muestran sobreexplotación o intrusión salina
· La superficie cultivable corresponde sólo al 11% del territorio nacional, es decir 198 millones de hectáreas, además, para la producción de alimentos el 75% del área cosechada es de temporal, sumamente limitada, difícil de programar y sujeta a variaciones climáticas extremas
Aunado a lo anterior, la lógica econométrica que ha prevalecido en la definición y aplicación de las políticas públicas de las últimas décadas, desdeña el potencial de las áreas rurales para el desarrollo nacional. Sin embargo, por el bien de todos es necesario que desde los espacios de poder, empiece a valorarse el potencial de las áreas rurales, máxime cuando vivimos un momento donde los principales motores de la economía nacional –el petróleo y las remesas- se encuentran cada vez más limitados, en el primer caso por la volatilidad en los precios del energético y en el segundo caso por el contexto adverso que enfrentan los emigrantes en el vecino país del norte.

Para superar los condicionamientos que nos subyugan como un “Estado fallido”, se requiere enfrentar el enorme rezago institucional que persiste en el campo mexicano, generando condiciones que permitan poner en marcha acciones más integrales para el desarrollo rural, basadas en esquemas territoriales y en criterios que aseguren la sustentabilidad de los procesos impulsados por las políticas públicas, en un marco incluyente y de respeto a la cultura de los pueblos originarios.

Afortunadamente, la visión de una nueva ruralidad empieza a permear en la sociedad, lo cual hace pensar que el destino de las áreas rurales no tiene que estar condenado al fracaso. Por el contrario, cada vez más ciudadanos valoran la importancia cultural, histórica, productiva y ecológica de dichas áreas. Para dar una idea de la relevancia del medio rural para el futuro del país, se presentan a continuación los siguientes "datos duros":

· Los espacios rurales de México representan el 83% del territorio nacional
· La población rural representa el 38% de la población total, 24% habita en localidades rurales dispersas y 14% en localidades rurales semi-urbanas
· Para el año 2030, se estima que la población rural en áreas dispersas pasará a 27 millones, mientras la población en áreas rurales semi-urbanas será de 17 millones, para representar conjuntamente el 34.2% de la población total
· Los pueblos indígenas se encuentran en posesión de alrededor de 24 millones de hectáreas, que representa el 12.4% del territorio nacional
· Ocho de cada diez personas de habla indígena habitan en áreas rurales, de éstas seis de cada diez habitan en localidades rurales dispersas y dos de cada diez lo hacen en localidades semiurbanas
· El 28% del territorio nacional tiene algún tipo de cubierta forestal, de esta superficie que en su inmensa mayoría es propiedad social (ejidos y comunidades), alrededor de 7 millones de hectáreas forestales cuentan con un plan de manejo
· México ocupa el cuarto lugar mundial en términos de diversidad biológica, lo cual tiene mayor relevancia considerando que muchas especies son endémicas de nuestro país, amén de las contribuciones para la agricultura mundial, ya que México es centro de origen y dispersión de importantes especies como es el caso del maíz (Zea mays)

En este sentido, es imprescindible que como sociedad reconozcamos el enorme valor que se encuentra acumulado en el conocimiento campesino, el cual ha permitido generar estrategias de uso múltiple de los recursos naturales, que nos proveen de manera sustentable de alimentos y medicinas, entre otros muchos bienes y servicios. Por último, cabe señalar que la participación de la sociedad rural en la definición y orientación de los programas de gobierno será fundamental para lograr el reconocimiento del Estado mexicano a los campesinos, pueblos indígenas y productores rurales como sujetos de su propio desarrollo y no como objetos de programas clientelares que utilizan con fines electoreros los recursos públicos.

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